♟ ANÁLISIS DE VESTUARIO DE BETH HARMON EN LA MINISERIE “GAMBITO DE DAMA” ♟
La
reciente miniserie original de Netflix basada en la novela de suspenso “Gambito
de Dama” escrita por Walter Tevis en 1983, es una brillante y curiosa mezcla
entre ajedrez, moda, adicciones, feminismo, la importancia de la familia y la
amistad, pero sobre todo de la resiliencia y la constancia, todo esto situado
en la década de los 50 y 60. La actriz que interpreta a la protagonista es Anya
Taylor-Joy, quien realmente hizo un papel increíble dándole vida a la mujer
prodigio del ajedrez Beth Harmon.
Para
comprender un poco más acerca del vestuario debemos primero conocer la historia
y evolución de Beth, el personaje principal de esta serie y además quién está
detrás de esta propuesta de vestuario. Iniciaremos hablando acerca de la mente
encargada del estilo de cada personaje en la serie, la reconocida diseñadora de
vestuario Gabriele Binder, reconocida por como diría ella “conectar siempre con
la historia a través de la ropa y por supuesto, el punto de partida es el
guión”. Sabiendo esto se puede deducir que el vestuario de esta miniserie tiene
varios mensajes ocultos llenos de profundo significado que se conectan a cada
suceso en la historia. Para todos aquellos quienes han visto la serie, saben lo
notable que fue la transformación de la imagen y estilo de Beth Harmon,
partiendo desde su vestuario de niña en el orfanato y cómo tras ser adopotada
comienza a tomar una postura autónoma de quien es y de lo que la rodea,
reflejándolo así poco a poco en su vestuario.
Siendo
fácil de percibir, en sus cortos años de vida, su poco gusto por la moda y las
tendencias del momento, Beth va contracorriente y deja ver esto en cada prenda
que usa cuando recién es adoptada. Es aquí cuando comienza a abrirse a todo lo
que se encuentra a su alrededor y logra ver que hay algo más allá de jugar
ajedrez en un sótano y se da cuenta que vestir no es solo una cuestión de
suplir una necesidad básica del ser humano. Beth notaba cómo no encajaba en su
escuela y en general en la sociedad, es por esto que buscaba identificarse con
algo o alguien, llegando así a Nueva York, viviendo nuevas experiencias que
logran ponerle los pies en la tierra, haciendo de ella una mujer con carácter y
decidida a luchar por sus sueños. Este viaje no solo trae beneficios personales
sino también logra darle un bagaje visual en moda que no tardaría en aplicar en
sí misma ya que más que vestir prendas decide conectar con ellas y comunicar a
través de su estilo todos sus ideales.
Sin importar lo cuestionada que llega a ser Beth por su gusto a vestir bien, ella sigue vistiendo sin intención de destacar, pero aún así lo hace indudablemente. Esto conlleva a que la ropa junto a su inteligencia, belleza y astucia la conviertan en una mujer digna de ser ícono para miles de personas en aquella época. Gabriele Binder hace énfasis en que el vestuario que realizó para este personaje principal buscaba reflejar detalles únicos de Beth y de lo que vive, todo esto se ve plasmado en la paleta cromática, los textiles, accesorios y siluetas de las propuestas de vestuario.
La paleta cromática está basada en colores neutros como el blanco, negro y beige, haciendo que su ropa y el tono rojizo de su cabello nunca estuvieran desentonados además de darle un aspecto siempre sobrio y elegante. Estos tonos se complementan con los textiles, estampados y texturas usados en sus prendas; al inicio se habló de los mensajes ocultos que cada detalle del vestuario abarcaba y aquí podemos observar unos cuantos, partiendo del estampado más usado en el vestuario de Beth: el estampado de cuadros. Este estampado no significa otra cosa que el tablero de ajedrez que está siempre presente en su vida y que es de hecho su principal pensamiento. El color verde del vestido que su madre le hizo cuando era apenas una niña es el mismo que usa en su vestido para el torneo final en Moscú, este color representa según Gabriele “la palabra ‘hogar’ para Beth” y es por esta razón que es tan importante ya que mostraría que “se siente segura y que su madre está con ella. En ese momento ya no le teme al hombre al que más le ha temido, es un color que la hace muy frágil, pero al final, el mismo color es un símbolo de su fuerza: es un regreso a casa simbólico.”
Sabiendo
lo anterior no podemos dejar de lado el estilo de las prendas y el maquillaje
propuesto para Beth, ya que el estilo minimalista de su forma de vestir es
reflejo de la década representada y de cómo era común vestir en esta época. El
maquillaje no es más que un maravilloso y acertado complemento de su look,
también acompañando cada situación por la que pasa Beth y cambiando acorde a
esto, como en el caso específico del clímax de esta miniserie, en la cual se
puede observar a Beth y su descontrol ante su vida y acciones producto del
alcohol, el tabaco y las píldoras tranquilizantes a las cuales ha generado una
adicción. A todo esto, se suma su obsesión por estar al tanto de las tendencias
del momento, siguiendo así la de maquillaje que era propio de artistas que
evocaban libertad de expresión y psicodelia.
Tras lo anterior podemos concluir que esta miniserie es una obra llena de genialidad y que no solo logra conectar a la perfección una historia y el vestuario, sino que demuestra la importancia de la propuesta o diseño de vestimenta ya que permite entender un poco más del personaje en cuestión y de su vida. Gabriele Binder y su impecable trabajo en este proyecto lleva a comprender el significado de empoderamiento femenino en una época donde la igualdad de género no se veía en ámbitos como un partido de ajedrez. Finalmente, gracias a el grandioso vestuario que nos regala la serie para su personaje principal podemos decir que así como al final vemos una exquisita metáfora entre Beth vestida de blanco haciendo alusión a ser la reina del tablero, así mismo podemos decir que su tablero era el mundo.
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